El telescopio gigante Gemini, de Hawai, en colaboración con el observatorio espacial Chandra, acaba de registrar el mayor agujero negro estelar que se conoce, con una masa 16 veces superior a la de nuestro Sol.
Un agujero negro es una región finita del espacio-tiempo provocada por una gran concentración de masa en su interior, con enorme aumento de la densidad, lo que provoca un campo gravitatorio tal que ninguna partícula material, ni siquiera la luz, puede escapar de dicha región.
El astro descubierto forma un sistema binario junto a una gran estrella a la que se encuentra casi pegado, en la galaxia espiral Messier 33. La estrella acompañante pasa directamente frente al agujero negro en su órbita de tres días, eclipsando así la emisión de rayos X del agujero negro.
Esto permitió a los científicos calcular las masas de los dos objetos estelares de forma más precisa de lo habitual. La estrella acompañante también es la más masiva que se ha descubierto en un sistema binario, y alcanza las 70 masas solares.
El descubrimiento de este insólito sistema binario es también importante por otro motivo, que tiene que ver con la estructura misma del cosmos. Los expertos llevan décadas intentando detectar las llamadas ondas gravitacionales, es decir, las partículas responsables de producir la atracción gravitatoria, que serían como diminutas arrugas u ondulaciones en el espacio.
Aunque hay dos observatorios, uno en Estados Unidos y otro en Italia, dedicados a la caza de estas partículas, nadie ha logrado aún detectarlas, pero según la comunidad científica, han de estar ahí. De hecho, los sistemas binarios como el recién descubierto «serían las mayores fuentes de ondas gravitacionales del cosmos», tal y como señala el astrónomo Tomasz Bulik, de la Universidad de Varsovia, en un comentario que publicado recientemente en Nature.
Un agujero negro es una región finita del espacio-tiempo provocada por una gran concentración de masa en su interior, con enorme aumento de la densidad, lo que provoca un campo gravitatorio tal que ninguna partícula material, ni siquiera la luz, puede escapar de dicha región.
Recreación del agujero negro
descubierto (Nature)
descubierto (Nature)
El astro descubierto forma un sistema binario junto a una gran estrella a la que se encuentra casi pegado, en la galaxia espiral Messier 33. La estrella acompañante pasa directamente frente al agujero negro en su órbita de tres días, eclipsando así la emisión de rayos X del agujero negro.
Esto permitió a los científicos calcular las masas de los dos objetos estelares de forma más precisa de lo habitual. La estrella acompañante también es la más masiva que se ha descubierto en un sistema binario, y alcanza las 70 masas solares.
El descubrimiento de este insólito sistema binario es también importante por otro motivo, que tiene que ver con la estructura misma del cosmos. Los expertos llevan décadas intentando detectar las llamadas ondas gravitacionales, es decir, las partículas responsables de producir la atracción gravitatoria, que serían como diminutas arrugas u ondulaciones en el espacio.
Aunque hay dos observatorios, uno en Estados Unidos y otro en Italia, dedicados a la caza de estas partículas, nadie ha logrado aún detectarlas, pero según la comunidad científica, han de estar ahí. De hecho, los sistemas binarios como el recién descubierto «serían las mayores fuentes de ondas gravitacionales del cosmos», tal y como señala el astrónomo Tomasz Bulik, de la Universidad de Varsovia, en un comentario que publicado recientemente en Nature.