Antonio Suárez. Algunas veces el cielo diurno depara más de una grata sorpresa. De excursión por el Campo de Gibraltar tuvimos la oportunidad de observar un extraordinario halo solar y, con la tarde algo más avanzada, otro fenómeno en el que la luz solar se entretiene con las nubes conocido como iridiscencia.
El halo solar se produce por la refracción de la luz a través de los cristales de hielo de las nubes de la alta atmósfera y que se encuentran entre el observador y el Sol o la Luna.
Es un anillo de luz circular que rodea al astro y cuya distancia angular desde el borde hasta el centro suele ser de 22º. Los más frecuentes son los anillos del Sol (halo solar) o de la Luna (halo lunar). Normalmente el halo es blanco, pero algunas veces la refracción es tan clara que separa los colores y los hace visibles como en la fotografía.
Halo solar. Gibraltar, 30-08-2008
Foto: A. Suárez
El halo solar se produce por la refracción de la luz a través de los cristales de hielo de las nubes de la alta atmósfera y que se encuentran entre el observador y el Sol o la Luna.
Es un anillo de luz circular que rodea al astro y cuya distancia angular desde el borde hasta el centro suele ser de 22º. Los más frecuentes son los anillos del Sol (halo solar) o de la Luna (halo lunar). Normalmente el halo es blanco, pero algunas veces la refracción es tan clara que separa los colores y los hace visibles como en la fotografía.
En la parte izquierda de la fotografía podemos observar el Sol parcialmente velado por los tejados de las casas y a la derecha un reflejo de colores en las nubes. A simple vista, a veces, parece que se está viendo otro Sol pero algo más pequeño. La iridiscencia es causada por múltiples reflexiones de la luz en una superficie semitransparente. En este caso se produce por una difracción de la luz solar por una capa fina de nubes.