23 de septiembre - 20:30 h
Parque "El Huevo de Colón"
SAN JERÓNIMO - SEVILLA
Parque "El Huevo de Colón"
SAN JERÓNIMO - SEVILLA
Huevo de Colón: un paseo por el cielo
Por Antonio Suárez
En este 2008, nuevamente, hemos sido invitados a participar con una actividad en la Semana Cultural de San Jerónimo, barriada histórica que se encuentra al norte de la ciudad de Sevilla. No es por desmerecer a otras pero, posiblemente, es la mejor del mundo. Nos referimos a ese lugar, a veces tan desconocido entre los propios sevillanos, que ya Gustavo Adolfo Bécquer citara en su leyenda de La venta de los gatos. Mitad barrio, mitad pueblo, que en su día tuviera una estación de tren y que por frontera con el resto de la ciudad ha tenido siempre al cementerio de San Fernando. Por cierto, su Barrio Viejo acoge a otro campo santo, pero inglés, que aquí gusta quedarse para siempre...
Monasterio de San Jerónimo de Buenavista
Aunque en otros años las actividades se hacían en el emblemático Monasterio de San Jerónimo de Buenavista (donde en su claustro han actuado artistas de renombre, desde el rockero Kiko Veneno hasta la soprano Ainhoa Arteta), en esta oportunidad, el punto de encuentro estuvo en el popular parque de El Huevo de Colón (que así es como lo llaman los lugareños); que se encuentra entre un meandro cortado del Guadalquivir y la transitada Ronda Super-Norte. En otros tiempos, lugar de expediciones y de baños de zagales.
Colón de Tsereteli, en San Jerónimo
Allí mismo, a la hora y sitio convenidos nos presentamos con los telescopios y otros pequeños artilugios provenientes del Observatorio Astronómico José Luis Comellas; y el amigo Juan Gutiérrez, cónsul en funciones de esta modesta entidad por estas latitudes, nos esperaba pacientemente refugiado bajo un árbol, puntual como un tren AVE
El cielo pintaba mal. Al Norte, nos intimidaba un frente de nubes negruscas que ocultaba a todas las circumpolares. Sin embargo, al Sur se alternaban bandas finas de nubes con amplios claros, que en los primeros momentos, todavía de día, nos permitía intuir la presencia de Júpiter: “Míralo, ahí está...”
Entre tanta arboleda, con la ayuda de Juan, buscamos un lugar apropiado para la observación, que finalmente fue el centro de una gran explanada de hierba. En unos minutos, con la ayuda de la brújula (y a ojo) colocamos los telescopios en estación y casi sin darnos cuenta nos vimos rodeados por los curiosos que pausadamente desfilaban para asomarse a este cielo de los confines de Sevilla. Ellos, a escuchar nuestra arenga sobre planetas y estrellas, y nosotros a disfrutar con sus aclamaciones: “¡Qué bonito!” “¡Madre mía!” De esta forma, el pasado 23 de septiembre, dimos un paseo por el cielo desde El Huevo de Colón.