miércoles, 20 de julio de 2005

LLuvia de las Perseidas

La lluvia de estrellas que comienza cada año alrededor del 28 de julio y que se prolonga hasta el 18 de agosto, es conocida popularmente como Lágrimas de San Lorenzo o lluvia de estrellas de las Perseidas (por avistarse en la constelación de Perseo), estando su punto más álgido (70 meteoros/hora aproximadamente) en los días 11 y 12 agosto. Este tipo de observaciones se realizan a simple vista.



Como todos sabemos, no es que lluevan estrellas, pero si que el polvo de la cola de un cometa atraviesa cerca de la superficie de la Tierra provocando lo que se conoce como lluvia de estrellas.

Pero existen una gran cantidad de hechos relacionados con la lluvia y el cometa que las ocasiona, el Swift-Tuttle:

1.- Los meteoroides de las Perseidas, (así se les denomina mientras están aún en el espacio) son muy veloces. Entran en la atmósfera de la Tierra a unos 60 metros por segundo en relación al planeta. La mayoría son del tamaño de granos de arena; unos pocos son del tamaño de guisantes o de canicas. Casi ninguno llega al suelo, pero si lo hiciera, se le denominaría meteorito.

2.- El cometa Swift-Tuttle, cuyos escombros son los que forman las Perseidas, es el objeto más grande que se conoce que hace sucesivas repeticiones de su paso cerca de la Tierra. Su núcleo es de unos 9.7 kilómetros de ancho, casi igual al objeto que acabó con los dinosaurios.

3.- Allá en los años 90, el astrónomo Brian Marsden calculó que el Swift-Tuttle podría llegar realmente a golpear a la Tierra en el año 2026. Sin embargo una serie de observaciones eliminaron rápidamente cualquier posibilidad de colisión. Sin embargo, Marsden encontró que el cometa y la Tierra podrían llegar a experimentar un acercamiento cósmico de 1 millón 600 mil kilómetros en el año 3044.

4.- Cuando una partícula de las Perseidas entra en la atmósfera, comprime el aire frente a ella, el cual se calienta. El meteoro a su vez puede alcanzar una temperatura de 1650 grados Celsius. El calor intenso vaporiza a la mayoría de los meteoros creando lo que conocemos como estrellas fugaces. La mayoría son visibles a unos 97 kilómetros de altura. Algunos meteoros más grandes se estrellan causando un flash más brillante denominado bola de fuego y algunas veces puede escucharse una explosión desde el suelo.

5.- El cometa Swift-Tuttle tiene muchos cometas de su familia. La mayoría se originan en la distante nube de Oort, la cual se extiende cerca de la mitad del camino hasta la próxima estrella. La gran mayoría de ellos nunca visita el sistema solar interno.

6.- Los meteoroides de las Perseidas se encuentran entre 100 a 160 kilómetros de separación aún en las partes más densas del río de escombros que va dejando el cometa. Ese río, de hecho, es más bien como una serie de riachuelos depositados cada uno de ellos durante diferentes pasos del cometa en su órbita de 130 años alrededor del Sol. El material flota en el espacio y de hecho orbita al Sol en casi el mismo paso que la órbita expandiéndose con el tiempo.

7.- A medida que la Tierra gira, la cara que lleva su órbita alrededor del Sol tiende a recoger más escombros del espacio. Esta parte del cielo se encuentra directamente encima de nosotros al amanecer. Por esta razón las Perseidas y otras lluvias de meteoritos son visibles de una manera más favorable en las horas antes del amanecer.

8.- El cometa Swift-Tuttle fue visto por última vez en 1992, un paso muy poco espectacular a través del sistema solar interior que requirió de binoculares para ser observado. Anterior a esto, había sido visto en el año en que fue "descubierto" por los astrónomos americanos Lewis Swift y Horace Tuttle, en 1862.

9.- La órbita del Swift-Tuttle ha sido calculada hasta 2000 años hacia atrás y se cree que sea el mismo cometa que se observó en el 188 d.C. o aún hasta uno reportado el año 69 a.C.

10.- El Swift-Tuttle se calcula que regresará en el año 2126 (como ya saben, no nos golpeará) y los astrónomos piensan que podría ser un espectáculo de observación a simple vista como el caso del cometa Hale-Bopp. Si los cálculos históricos son correctos, entonces el año 2126 marcará el tercer milenio de observación humana.