domingo, 20 de enero de 2008

Este año es bisiesto. Bueno ¿Y qué?

Antonio Suárez. Se llama año bisiesto a aquel que tiene un día más que los años ordinarios, es decir, que tiene 366 días en vez de los 365 de un año común. El día extra se añade al final de febrero que es el mes más corto, por lo cual ese mes pasa a tener 29 días.

En los años bisiestos el día se añade para corregir el desfase que existe con la duración real de los años solares que en realidad no tienen 365 días sino un poco más: 365 días y 6 horas, aproximadamente. Y es porque la traslación de la Tierra alrededor del Sol no coincide con una cantidad exacta de días de rotación de la Tierra alrededor de su eje.

El año solar dura 365,242189, o lo que es lo mismo,
365 días, 5 horas, 48 minutos y 45,16 segundos.

Esta diferencia entre el año común y el solar obliga a corregirlo cada cuatro años después de acumular unas 24 horas (un día completo), en los años que son múltiplos de 4, aunque hay una excepción en el calendario que en la actualidad utilizamos que es muy llamativa y que más adelante explicaremos.

¿Por qué se llaman bisiestos?

Las Calendas en el calendario romano eran el primer día de cada mes. Los días anteriores al día 1 hacían referencia a las Calendas de ese mes. En un año común de 365 días el 1 de marzo, era las Calendas de Marzo; el 28 de febrero era el día anterior a las Calendas de Marzo; el 27 de febrero era el segundo día antes de Calendas de Marzo, y así seguiríamos contando hacia atrás hasta llegar al 23 de febrero, que era el sexto día antes de las Calendas de Marzo. En los años bisiestos en el calendario romano se agregaba un día después del 23, que era el bis-sexto antes de las Calendas de Marzo.

Calendario Juliano

Nos remontamos ahora al 46 adC cuando el emperador romano Julio César para corregir los desfases del calendario anterior implantó el calendario Juliano. Únicamente en ese año, se contaron 445 días, en vez de los 365 normales, para corregir los desfases del calendario anterior. A este año con tantos días se le llamó año de la confusión. Después de este año se agregaría un día más cada cuatro años, siempre que el año fuera múltiplo de cuatro y sin contemplar ninguna excepción.

 Moneda de Julio César,
emperador romano

Por ello, el año juliano dura 365,25 días, es decir, 365 días y 6 horas, que es un poco más que el año solar que dura 365,242189, o lo que es lo mismo, 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45,16 segundos. Esos más de 11 minutos contados adicionalmente a cada año habían supuesto, después de muchos años, un error acumulado de aproximadamente 10 días a lo largo de 1257 años.

Calendario Gregoriano
Después de tantos años, concretamente en el año 1582, el papa Gregorio XIII fue el impulsor de una solución al problema para evitar el tener que adelantar la celebración de la Pascua y de las demás fiestas religiosas. En el concilio de Nicea del año 325 se determinó que la Pascua se conmemorase el domingo siguiente al plenilunio (cuando la luna está llena) posterior al equinoccio de primavera en el hemisferio norte (o posterior al equinoccio de otoño en el hemisferio sur) y en el concilio de Trento se acordó emprender el cambio del calendario juliano por el que actualmente tenemos vigente, el llamado calendario gregoriano.

Gregorio XIII, impulsor del
calendario Gregoriano

En el calendario gregoriano, que hay que decir que tampoco es perfecto, un año es bisiesto si es divisible por 4, excepto el último año de cada siglo (que son divisibles por 100), que éstos para ser bisiestos, también deben ser divisibles por 400. Respecto al calendario juliano lo novedoso viene de la mano de la segunda condición, por la que no todos los años de fin de siglo, también llamados años seculares, serán bisiestos.

El calendario gregoriano ajusta a 365,2425 días la duración del año, lo que deja una diferencia de 0,000300926 días o 26 segundos al año de error. Así, el calendario gregoriano atrasa cerca de medio minuto cada año, lo que significa que para ser infalible se requiere eliminar un día cada 3300 años. Si no ocurriría como en el juliano que con el paso del tiempo, en este caso tendrían que pasar muchísimos años, el desfase sería cada vez más abultado.

Pretender crear una regla para corregir este error de un día cada 3300 años es bastante complicado. Además, en la naturaleza los movimientos del mundo físico son uniformemente variados y ello supone que incluso los relojes atómicos, que miden con escrupulosa exactitud el tiempo, lo perciban y deban ajustarse para medir el tiempo civil. En conclusión, la velocidad de rotación de la tierra, va cambiando con los siglos y de una manera que no es completamente predecible y este hecho supone que medir el tiempo no sea algo trivial.

Un cálculo redondo

El calendario gregoriano se compone de ciclos de 400 años. Para comprender estos ciclos vamos a estudiar un periodo que comienza en el año 1 y que finaliza en el 400.

Si dividimos el total de años del ciclo, 400 entre 4 nos daría 100, que es el número de años bisiestos en el calendario juliano, pero en el gregoriano tenemos que restar aquellos años seculares que no sean divisibles por 400, es decir los años 100, 200 y 300 como no son divisibles por 400 no podemos contarlos como bisiestos, tan sólo podríamos contar el año 400 que sí lo es. Por ello, en este ciclo de 400 años, en el calendario gregoriano tendríamos 97 años bisiestos y 303 que no lo son. Si pasamos todos los años a días (97x366=35.502 y 303x365=110.595) el total es 140.097 días en los 400 años. Si dividimos estos dos últimos valores, calculamos la duración media del año gregoriano que es de 365,2425 días.

En los 400 años del ciclo del calendario gregoriano, estos 146.097 días, hay un número entero de semanas (20.871), de tal modo que en cada ciclo de 400 años no sólo se repite exactamente el ciclo de años comunes y bisiestos, sino que el ciclo semanal también es exacto, y en el siguiente ciclo y sucesivos tendremos exactamente el mismo resultado.